§ Para Fortalecer la relación padre-hijo, intenta tener momentos agradables y distendidos con
ellos, fomenta la comunicación, entabla conversaciones que no tengan que ver
con temas de discordia (estudios, desorden, amigos que no nos gustan).
Relaciónate sin más con él, y evidencia que disfrutas de esa relación. Muéstrale
sinceramente tu afecto.
§ Haz equipo con tu pareja: Los padres debemos funcionar como un equipo fuerte y
unido. Marcar de mutuo acuerdo el
criterio educativo a seguir y procurad no desdeciros nunca delante de los
hijos.
§ Delegar de manera gradual la toma de
decisiones en
tus hijos: Permite que ellos tomen decisiones desde
pequeños, Hay muchos temas sobre los que ellos pueden ir decidiendo, como por
ejemplo, la ropa que se quiere poner un día, las optativas que quiere seguir en
4º de la ESO, la decoración de su cuarto, los horarios de estudio… Acepta las
decisiones que tus hijos van tomando, a pesar de que no sean las que a ti te
hubieran gustado, y deja que tus hijos vivan las consecuencias de las
decisiones que han adoptado.
§ Traspasarles algunas responsabilidades: Cuando
los hijos son niños, los padres asumimos muchas funciones que, ahora que son
adolescentes, les podemos ir delegando. Hay muchas cosas que nuestros hijos
adolescentes ya pueden hacer como: despertarse por sí mismos, preparar su
desayuno, ordenar la ropa en su armario, hacer sus deberes, llevar las llaves
de casa y manejar su dinero. La asunción de estas responsabilidades les hará
más maduros y autónomos.
§ Consiente que tus hijos vivan las
consecuencias de sus decisiones y sus comportamientos: Hacerse
responsable implica tomar decisiones y comportarse libremente; pero esto también
conlleva asumir las consecuencias que generan esas decisiones y esos actos.
Cuando tus hijos tomen una mala decisión, no pretendas ahorrarle todas las
dificultades ni pretendas resolver todos sus problemas; Las consecuencias de
sus actos y de sus decisiones van a ayudarles a aprender de sus errores, No les sermones.
§ Establecer unas normas y unos límites: Los
adolescentes necesitan que les impongamos unos límites razonables, similares a
los que tendrán que enfrentarse en el mundo adulto. por ejemplo, podemos
establecer un respeto y un orden en los espacios familiares comunes, un control
de sus gastos, unos horarios de llegada pactados y que estudien o trabajen.
Estos límites van a ayudarles a adaptarse mejor a la realidad, indicándole lo
que pueden y no pueden hacer, lo que es negociable y lo que no lo es.
§ Evita entrar en batalla con tus
hijos: Cuando un adolescente se pone terco sobre
algún tema, sermonearle ó entrar en
luchas de poder con él, no le va hacer cambiar de
criterio. Más bien ,al contrario, es posible que se ponga a la defensiva y
adopte una postura rebelde y contraria a todo lo que le digamos.
Así que cuando
entramos en una batalla sin fin, es mejor interrumpir la disputa y dejar que
vuestro hijo se calme; cuando esté más calmado, seguramente se muestre más
receptivo a aquello que le queremos transmitir.
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